CONSIDERACIONES
INICIALES
- No existe una cantidad universal de comida para los niños. Cada uno toma diferentes cantidades. Incluso un mismo niño pasa por temporadas en las que come más que otras.
- Lo mejor para asegurarse si verdaderamente su hijo está comiendo lo suficiente y adecuadamente es consultar al Pediatra. Tanto el aspecto general del niño, las curvas de índice de masa corporal o si fuera necesario los análisis clínicos, son los referentes más precisos.
- Hay una regla de oro: ningún niño sano dejará de comer si tiene alimento a su alcance. Si no está sano, primero trate la enfermedad.
- El problema suele ser más bien de expectativas: los padres siempre esperan que su hijo coma mucho más de lo que en realidad necesita.
- Esto les puede ayudar: si su hijo pesa 20 kg y su padre 80 kg, ¿Sería capaz el padre de comer a diario cuatro veces lo que le gustaría que su hijo comiera?
- En cualquier caso hay que evitar una creencia frecuente: que no importa que tomen cualquier cosa (por ejemplo, dulces o bollería industrial) y a la hora que sea, con tal de que su hijo tenga algo en el estómago.
ORIENTACIONES
PARA AFRONTAR LA COMIDA DEL NIÑO
- ESTABLECER UN RITUAL
Establezcan
un ritual previo a las comidas. Este ritual puede consistir en
preparar la mesa: poner el mantel, los cubiertos, sentarse todos a la
mesa…
El
ritual ayuda, por un lado, a pasar de la actividad previa al momento
de la comida; por otro predispone al niño para comer.
- HACER DE LA COMIDA UN MOMENTO AGRADABLE
La
segunda medida sería hacer de la comida un momento agradable para
todos.
Si es
así, el niño lo vivirá como algo positivo y estará más
predispuesto.
Por
ello se aconseja comer con tiempo suficiente, sin prisas, comer con
el niño, comentar con él la jornada y evitar discusiones, amenazas
o comentarios relativos a lo mucho o poco que come.
- NO PICAR ANTES DE LAS COMIDAS
Si
queremos que el niño llegue con apetito, evitemos que pique una hora
antes de la comida.
Las
chucherías por ejemplo, al tener un efecto saciante, reducen
rápidamente el apetito y provoca que se toleren menos otros sabores.
- OFRECERLE PEQUEÑAS CANTIDADES
Si el
niño tiene menos de 7 años ofrézcanle cantidades muy pequeñas de
comida.
Esto
quiere decir que, por ejemplo, solo le serviremos 3 cucharadas
soperas de legumbres en el plato.
Aunque
le parezca poco no se preocupen, si quiere más lo pedirá.
- NUNCA FORZARLO A COMER
Los
padres deben ofrecerle el alimento en pequeñas cantidades, pero no
forzarlo a comer.
Hay
muchas maneras de forzarlo: amenazarle de que no se va de la mesa si
no come; presionarle para que tome un poco más; chantajearlo; hacer
comentarios despectivos; decirle que lo llevarán al médico,
gritarle… Ninguna de esas formas se debe utilizar.
Le
ofreceremos la comida en el orden que tengamos previsto y que él
decida cuanto quiere comer, sin más comentarios.
- NO BEBER REFRESCOS
- Otro comportamiento a suprimir es beber refrescos o zumos durante la comida.
Estas
bebidas tienen un gran efecto saciante, con lo que el apetito
desaparece rápidamente.
- COMER SIN DISTRACCIONES
Aunque
muchos padres piensan que su hijo sólo come si ve la televisión, la
realidad es que las distracciones no ayudan a comer mejor: puede que
el niño distraiga el apetito y lo pierda, o por el contrario que
coma más de lo que en realidad debe.
La
comida es un momento privilegiado para hablar con el niño; no
desaprovechen esta ocasión.
- LIMITAR EL TIEMPO
La
comida debe ser un momento tranquilo, sin prisas, pero el tiempo es
limitado.
El
criterio para terminar de comer no puede ser “hasta que no te lo
termines no te vas”.
Parece
que 30 minutos para la comida es más que suficiente. En niños más
pequeños incluso menos.
- NO COMER ENTRE COMIDAS
La
mayoría de los especialistas aconsejan realizar las tres comidas
principales y dos tentempiés: uno a media mañana y otro a media
tarde.
Fuera
de ese tiempo el niño no debería de comer si queremos que llegue
con apetito a la comida.
- MEJOR MENÚ QUE A LA CARTA
Una
buena estrategia es elaborar un menú semanal para toda la familia.
El
menú debería asegurar que la dieta es variada y que están
presentes todos los alimentos necesarios.
Es
recomendable elaborar el menú con el niño, de manera que también
se puedan incluir sus preferencias.
Al
niño, por tanto le ofrecemos la comida prevista en el menú, como a
toda la familia y no le daremos un plato alternativo si no le gusta.
NO
ME GUSTA
Es
normal que alimentos muy fuertes, picantes o de sabores extraños
resulten desagradables al niño. Sin embargo no puedes permitir que
se niegue a comer cualquier tipo de pescado, verdura o fruta. Una
alimentación sana se basa en la variedad, si el niño come sólo
aquello que le gusta, contribuiremos a fomentar en él malos hábitos
que pueden provocarle enfermedades a medio y largo plazo.
Introduce
los alimentos gradualmente
Cuando
pruebe un nuevo plato, procura que el ambiente sea placentero. Según
los estudios, el gusto dulce es innato, pero los sabores ácido,
salado y amargo se aprenden, así que la situación que vive cuando
los prueba influye en su percepción.
Se
debe comer siempre en familia y mostrar al niño cuánto os gustan
esos nuevos alimentos que está tomando.
Si se
niega rotundamente a probar algún alimento, no te rindas ante su
tozudez ni le prepares otra comida. Debe comer lo mismo que el resto
y si no quiere, simplemente se le retira el plato de la mesa y se le
deja sin comer nada.
No le
regañes, ni le grites, ni te exasperes, la paciencia y la
tranquilidad son la clave. No convirtáis la comida en una discusión
constante.
Ej.
si no le gusta el pescado cocinado de una manera determinada, puedes
probar otra (en salsa, en croquetas, al horno…). Seguro que ni se
da cuenta de lo que está comiendo. Lo importante es que coma
pescado, no cual ni cómo.